sábado, diciembre 26

En acto de servicio

Como todas las mañanas, a eso de las 9, Carmen se pasó por Gertrudis.
- ¿Qué? ¿Ya estás lista?
- Sí, ya salgo.
- Y abrígate que hace mucho frío, que a nuestra edad ya no podemos descuidarnos.
Por el camino se encontraron con Rafaela:
- Hoy vamos un poco retrasadas –dijo esta, a modo de saludo.
- Espero que ya funcione la calefacción –respondió Carmen.
Cuando llegaron, Rosa ya estaba allí.
- ¡Huy, qué calentito! ¡Qué bien se está aquí hoy! –comentó Carmen al entrar.
- Ay, hijas, pensé que ya no vendríais –saludó Rosa.
- ¡Qué cosas tienes, cómo no vamos a venir! –contestó Gertrudis.
- Poca gente aún ¿verdad? –preguntó Carmen.
- Solo una chica embarazada de seis meses, con algunas molestias. Apenas si he podido hablar con ella. Como no había nadie, ha entrado de inmediato. Antes salió el hijo del frutero, con gripe.
- Esperemos que no sea tan aburrido como ayer y que llegue más gente.
- Al menos estaremos calentitas.
La puerta en la que un rótulo rezaba “SECRETARIA” se abrió y la titular asomó la cabeza:
- Ah, hola. Ninguna de ustedes viene para el Doctor, ¿verdad?
- Dios nos libre, hija. Ya sabes que estamos aquí en acto de servicio –contestó Rafaela muy seria.
- Apoyo emocional al paciente, que se podría decir –añadió Rosa con amplia sonrisa, apartando un momento la vista del ganchillo que tenía entre manos.
- Eso –dijo Carmen- algo así como una ONG de barrio pero sin cuotas.


Por Víctor Pérez - © 2009 en adelante


¿Dónde pasaron el ganchillo
el punto
 y el encaje de bolillo? 

¡Qué tiempos aquellos...! 



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